about me

Felipe Peña es un pintor abstracto cuya obra se manifiesta como un medio de investigación visual sobre la energía, la materia y el espacio. Su lenguaje pictórico no se limita a la estética, sino que opera como un laboratorio plástico donde cada trazo, textura y composición busca desentrañar cómo se articula lo invisible: la vibración, la densidad del silencio, la presencia del tiempo detenido. Lejos de representar, Felipe pinta para revelar.

Su práctica artística parte de una técnica mixta en constante evolución. Utiliza materiales como acrílico, óleo, pigmentos puros, yeso, spray y papel, que aplica sobre el lienzo con espátulas, pinceles, manos y herramientas no convencionales. Esta combinación genera superficies vivas, cargadas de tensiones matéricas y resonancias espaciales. Sus cuadros se construyen capa a capa, como si fueran organismos que crecen y se transforman hasta alcanzar un equilibrio entre caos y contención.

En su trabajo, el uso del color se convierte en un acto de energía. Las composiciones vibran con tonos intensos, rotundos, que no buscan agradar sino activar. Cada obra es un campo visual donde el espectador es invitado a detenerse y sentir. El color, la forma y la textura no explican: proponen una experiencia directa, inmediata, donde la interpretación se sustituye por la presencia.

Más allá de la técnica, su investigación gira en torno a una pregunta constante: ¿qué ocurre cuando nos desprendemos de la narrativa personal y simplemente estamos? Sus obras habitan ese lugar sin historia, sin emociones condicionadas, sin pasado ni futuro. Solo el presente como fenómeno visual.

En este momento, Felipe se encuentra en una etapa de reinvención creativa, en la que busca un estado de libertad emocional para que la pintura no sea solo expresión, sino también una forma de meditación activa. Su trabajo no pretende dar respuestas, sino plantear interrogantes que se sienten, que se respiran. Pintar, para él, es una manera de estar en el mundo con más intensidad y menos peso.